Tribuna de Assumpta Escarp sobre el Día Mundial del Agua

 

El agua un derecho básico.

La Directiva Marco del Agua fija que el recurso hídrico no es un bien comercial como los otros, sino un bien común que debemos proteger y defender hasta las últimas consecuencias. Mientras que Naciones Unidas reconoce el derecho universal al agua, elemento básico para el desarrollo del derecho a la vida, en Catalunya y España, como resultado de un acuerdo tácito, no ha surgido hasta la fecha ninguna necesidad legislativa que regule este derecho universal al agua. Hoy en día, sin embargo, es un hecho plausible que este acuerdo se ha roto, y que la ciudadanía y las empresas gestoras defienden intereses contrapuestos, a los cuales la Administración debe de dar respuesta en virtud del interés general. Se debe dar nuevas garantías a los ciudadanos que se preocupan, y con razón, de ser testigos de los diferentes litigios que se abren por el control del agua, y manifestar que el agua es de todos, y que se gestiona y gestionará siempre sin restringir ningún derecho, sino todo lo contrario; protegiendo el  derecho de los ciudadanos al agua. Resulta paradójico, pero no existe en la actualidad ninguna ley que despliegue este derecho universal al abastecimiento y el saneamiento de este recurso imprescindible, ni que dote de garantías públicas a los ciudadanos. No es un tema que aparezca debidamente regulado, por lo tanto, ni el carácter estratégico que tiene para el desarrollo humano y urbanístico del país, ni  tampoco su escasez, ni un marco de gestión, ni un marco tarifario con excepciones de carácter social.

Tecnologia inteligente       

Es necesaria, pues, una ley en materia de agua que reconozca los derechos citados, pero que además asegure la presencia de las administraciones publicas en todos los estadios del ciclo integral del agua.  Es imprescindible fijar la calidad ecológica de las aguas superficiales, que protejan los recursos hídricos y que dote a los ciudadanos de garantías ante posibles episodios de sequía. Entre otros aspectos,  también es obligado dar una mayor cobertura legal a los gestores, administraciones y sobre todo a los ciudadanos, y que proyecte el agua hacia el futuro, promoviendo la inversión, la innovación y la incorporación de tecnologías smart (inteligentes), en el ciclo del agua, para adaptarse a los nuevos tiempos y los nuevos hábitos de los consumidores. En definitiva, se necesita una ley del agua que no solo ofrezca y dote de garantías a la ciudadanía, sino que impulse hacia adelante un ámbito que puede convertirse en más dinámico, y que hoy en día ya es un sector estratégico para nuestro futuro.

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